Introducción (Bioquímica) (Riboflavina (Vitamina B2))

La riboflavina, también conocida como vitamina B2, es una vitamina hidrosoluble esencial que desempeña un papel insustituible en la bioquímica celular y la salud humana. Su descubrimiento y la posterior elucidación de sus funciones han sido cruciales para comprender una miríada de procesos metabólicos fundamentales para la vida.1 Esta vitamina es el componente central de dos coenzimas vitales: el flavin mononucleótido (FMN), también conocido como riboflavina-5'-fosfato, y el flavin adenín dinucleótido (FAD).1 Estas flavocoenzimas son las formas biológicamente activas de la riboflavina y actúan como transportadores de electrones (aceptando y donando átomos de hidrógeno) en una vasta gama de reacciones de óxido-reducción (redox) catalizadas por enzimas denominadas flavoproteínas.2 La comprensión de su rol como precursor de FMN y FAD es primordial, ya que la mayoría de sus funciones biológicas se ejercen a través de estas formas coenzimáticas.

La participación de la riboflavina en el organismo es extensa y multifacética. En el metabolismo energético y la función mitocondrial, FAD es un componente crítico de la cadena de transporte de electrones (específicamente en los complejos I y II mitocondriales) y del ciclo del ácido cítrico, procesos indispensables para la síntesis de adenosín trifosfato (ATP), la principal molécula energética celular.1 Las flavoenzimas también son cruciales para la β-oxidación de los ácidos grasos, otra vía fundamental para la obtención de energía.1 Dada esta centralidad en la producción de energía, una ingesta óptima de riboflavina, que podría exceder las cantidades necesarias para prevenir la ariboflavinosis clásica, podría ser particularmente importante para individuos con altas demandas energéticas, como los atletas, o en situaciones de estrés metabólico, donde una disponibilidad subóptima de riboflavina podría limitar la eficiencia energética sin manifestar signos clásicos de deficiencia.1

Además de su papel en la energía, la riboflavina es crucial para el metabolismo de otras vitaminas. La enzima quinurenina 3-monooxigenasa, que depende de FAD, es necesaria para la conversión del aminoácido triptófano en niacina (vitamina B3).2 La activación de la vitamina B6 (piridoxina) a su forma coenzimática activa, piridoxal 5'-fosfato (PLP), requiere la enzima piridoxina 5'-fosfato oxidasa, que es dependiente de FMN.2 En el metabolismo del folato (vitamina B9), la enzima metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR), que también depende de FAD, juega un papel clave en la conversión de 5,10-metilentetrahidrofolato a 5-metiltetrahidrofolato. Esta última es la forma de folato necesaria para la remetilación de la homocisteína a metionina, un paso vital en el ciclo de un carbono.2 Incluso la regeneración de la metilcobalamina, una forma activa de la vitamina B12, a través de la enzima metionina sintasa reductasa, depende tanto de FMN como de FAD.4 Esta interdependencia metabólica es profunda; una deficiencia incluso subclínica de riboflavina podría comprometer la actividad de estas enzimas dependientes de flavinas. Como resultado, aunque la ingesta de otras vitaminas B como B6, niacina o folato sea adecuada, su conversión a formas activas o su utilización metabólica eficiente podría verse obstaculizada, llevando a una deficiencia funcional de estas vitaminas que podría ser erróneamente atribuida a una baja ingesta de las mismas, cuando el problema subyacente es la falta de riboflavina.

La riboflavina también es esencial para el mantenimiento de la integridad de las membranas mucosas, la piel y la córnea. Los signos clínicos de su deficiencia, como queilosis (fisuras en los labios), glositis (inflamación de la lengua), estomatitis angular (fisuras en las comisuras de la boca), dermatitis seborreica y vascularización corneal, subrayan esta función.4 Adicionalmente, FAD es un cofactor para la enzima glutatión reductasa, que es un componente esencial del sistema de defensa antioxidante del glutatión, protegiendo a las células del daño oxidativo.2

La justificación general para la suplementación con riboflavina abarca varios escenarios. Primordialmente, se utiliza para prevenir o tratar la deficiencia clínica (ariboflavinosis) y la deficiencia subclínica, que puede no presentar síntomas evidentes pero sí afectar negativamente el metabolismo.1 La suplementación también se considera en grupos poblacionales con un riesgo incrementado de ingesta inadecuada o con mayores necesidades fisiológicas.2,5 Además, dosis farmacológicas de riboflavina han demostrado beneficios en condiciones específicas, como la profilaxis de las migrañas o en el manejo de ciertos errores innatos del metabolismo.1 En estos casos, la riboflavina actúa no solo como un nutriente para corregir una deficiencia dietética, sino como un agente terapéutico que modula vías metabólicas a niveles suprafisiológicos, lo que implica diferentes paradigmas de dosificación y una necesidad de supervisión profesional más estricta. Finalmente, la suplementación puede ser útil para optimizar el metabolismo de otras vitaminas del complejo B y mejorar el estado del hierro en contextos particulares.2