Trauma y Caja de Arena
El símbolo no rescata, pero revela un puente. El trauma no se borra, se transforma cuando es sostenido con presencia y significado.
¿Qué es el trauma desde el lenguaje simbólico?
El trauma, desde una mirada simbólica y junguiana, es una herida psíquica que interrumpe la continuidad del sentido. No se trata solo del evento vivido, sino de la manera en que ese evento fragmentó la conexión con el cuerpo, con los otros, con la identidad y con lo sagrado.
En muchas personas, lo traumático queda encapsulado: como si una parte de sí misma no hubiera podido salir del lugar del dolor. El lenguaje verbal suele ser insuficiente o incluso contraproducente. Allí es donde la caja de arena ofrece su mayor tesoro: un espacio libre, protegido y no verbal para simbolizar lo que antes era indecible.
El símbolo como contenedor no intrusivo
Dora Kalff decía que la arena no interpreta: la arena sostiene. En el proceso de Sandplay, los símbolos actúan como recipientes psíquicos capaces de contener emociones, recuerdos y fragmentos inconscientes que aún no pueden ser integrados desde la lógica o la palabra.
El trauma, representado en miniatura, puede ser desplazado, visto, movido, alejado, enterrado, protegido o transformado. No porque el terapeuta lo dirija, sino porque el alma encuentra su propia manera de narrar su herida.
Escenarios simbólicos del trauma en Sandplay
- Fragmentación: miniaturas rotas, disgregadas o sin conexión aparente.
- Desamparo: figuras pequeñas y solas, sin refugio ni compañía.
- Conflicto interno: escenas con luchas, fuego, terremotos o animales enfrentados.
- Fuga o escape: túneles, barcos, pasajes, figuras huyendo.
- Poder oscuro: castillos, cárceles, sombras o figuras amenazantes.
- Búsqueda de reparación: aparición de símbolos protectores como árboles, agua clara, guías o figuras luminosas.
Actitudes del terapeuta ante escenas traumáticas
- Testigo compasivo: El terapeuta no debe apresurarse a “entender” la escena. Su tarea es sostener con la mirada, el cuerpo y la presencia.
- Silencio como contención: Las palabras pueden retraumatizar. A veces lo mejor es solo estar, respirar, registrar.
- Confianza en la sabiduría del símbolo: Aunque una imagen parezca confusa o caótica, puede estar cumpliendo una función organizadora profunda.
- Ética del tiempo simbólico: No apurar, no corregir, no interpretar. Cada imagen tiene su ritmo de expresión y transformación.
Técnicas auxiliares desde la somática y lo simbólico
- Observación sensorial: Invitar al paciente a observar cómo reacciona su cuerpo mientras crea la escena. ¿Hay tensión, alivio, aceleración?
- Movilización del símbolo: Sugerir, si es adecuado, que el paciente mueva, cambie o retire una figura que sienta cargada.
- Alejarse de la caja: Dar espacio físico o visual para tomar perspectiva sin estar dentro del campo simbólico directo.
- “Ver desde otro ángulo”: Cambiar de lugar frente a la bandeja puede ofrecer otra narrativa visual y emocional.
- Contacto con un objeto recurso: Ofrecer que elija una figura protectora que pueda acompañarlo fuera de sesión (símbolo amuleto).
Caso simbólico ilustrativo
Paciente: Mujer de 35 años con historia de trauma infantil (abandono).
En su primera escena aparecen figuras rotas, una muñeca sin brazos, animales enfrentados, una figura humana encerrada detrás de una verja. El color de la arena está removido y seco. No habla durante la creación.
El terapeuta no interpreta. Solo agradece y pregunta si desea compartir algo. Ella dice: “Así se siente mi historia”. En la tercera sesión, aparece una figura nueva: un lobo blanco junto a una niña. La escena no se resuelve, pero ha comenzado a narrarse desde otro lugar.
Reflexión final
El trauma, cuando es acogido simbólicamente, no se borra: se reescribe. El símbolo permite a la psique encontrar nuevas formas de hablar, nuevas formas de sostenerse, nuevas imágenes para no quedar fijada en el horror.
El Sandplay no ofrece explicaciones, sino imágenes. Y a veces, una imagen puede ser más reparadora que mil palabras.